Anna Ajmátova

Anna Ajmátova e Isaiah Berlín. Leningrado, 1945

   Anna Ajmátova, la poeta rusa a quien Stalin le fusiló su primer marido, le mando a Siberia al tercero, y le prohibió escribir desde 1925, se encontró con el intelectual judío y letón Isaiah Berlín en 1945, en Leningrado. Anna Andréyevna Ajmátova fue su seudónimo, su verdadero nombre era Anna Andreyevna Gorenko

Isaiah, nacido en 1909, vivió sus primeros doce años en Riga, Letonia, donde se hablaba alemán, ruso y letón. Vivió la revolución bolchevique desde San Petersburgo. Luego, la familia se trasladó a Inglaterra, donde Isaiah completó su formación académica en Oxford y adquirió la ciudadanía británica.

Joseph Brodsky definió así a Anna Ajmátova:

"Su sola mirada te cortaba el aliento. Alta, de pelo oscuro, morena, esbelta y ágil, con los ojos verdosos de un tigre polar, durante medio siglo la han dibujado, pintado, esculpido en yeso y mármol, fotografiado un sinnúmero de personas, empezando por Modigliani".

Ella tenía 25 años más que él, quien estaba en Rusia como funcionario diplomático de Gran Bretaña. Pasaron 12 horas juntos. Ella le leyó poemas que Stalin no le permitía publicar. No llegaron a darse un beso, pero al llegar a la Embajada, el solterón Isaiah, que nunca había tocado una mujer, llegó saltando de alegría porque al fin se había enamorado.

Stalin se enteró del encuentro. Mandó al hijo de Anna por 13 años a prisión, sin juicio ni derecho a la defensa. Isaiah no pudo verla más en Rusia, donde permaneció por algunos meses más. Se marchó añorándola.

Ella escribió Cinque, un conjunto de bellos poemas de amor:

"Como en el perfil de una nube

recuerdo tus palabras,

y por las palabras que yo te dije,

la noche se hizo más clara que el día.

Así arrancados de la tierra,

nos elevamos, como estrellas.

No hubo desesperanza ni vergüenza,

ni ahora, ni después, ni entonces.

Pero en la vida real, ahora mismo,

me oyes llamarte.

Y esa puerta que tú entreabriste,

no tengo fuerzas yo para cerrar de golpe"

 

   Isaiah no podía olvidarla. En 1965 logró un Doctorado Honoris Causa de Oxford para Anna. Allí se vieron de nuevo. Ya estaba muy anciana y disminuida. No hubo electricidad en ese nuevo encuentro. El dolor y la amargura habían tomado el lugar de la magia original. Isaiah ya estaba casado con Aline, su primera esposa. Anna falleció un año más tarde.

 

¿Cuántos problemas se evitó Stalin con su crueldad?

 

De seguido, otro testimonio del terror de vivir en Leningrado, donde habla de “los ciegos muros de color rojo”, que seguramente la separaban de su hijo preso

 

"EPÍLOGO RÉQUIEM (Fragmento)

 

Ahora sé cómo caen las personas,

cómo, debajo de los párpados, asoma el miedo,

cómo el sufrimiento pone en las mejillas

duras páginas de escritura cuneiforme.

Cómo los rizos negros o cenicientos

se tornan plateados de repente,

la sonrisa se desvanece en labios obedientes,

y en la risa marchita tiembla el pavor.

Y no ruego por mí sola,

sino por todos los que allí estuvieron conmigo,

en el frío glacial, y en el calor de julio

en los ciegos muros de color rojo"

 

Copyright©Carlos Rojas Malpica

 

Notas

 

1.La información contenida en esta nota procede del libro "La llamada de la tribu", de Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara. 2017

 

2. La traducción de Cinque la tomé de Emilio Alonso. El plural. Consulta en línea. 17/06/2020

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